Brasil, la mayor democracia de América Latina, elegirá a su próximo presidente en segunda vuelta después de que ningún candidato alcanzara este domingo el 50% de votos necesarios para proclamarse vencedor.
En una votación mucho más ajustada de lo que pronosticaban las encuestas y con más de 99% de los sufragios contabilizados, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva logró el 48,33% de los votos, frente al 43,28% del actual presidente brasileño de ultraderecha, Jair Bolsonaro.
En tercera posición se ubicó Simone Tebet, con el 4,17% de los sufragios, seguida de Ciro Gomes, con el 3,05%.
En esta jornada electoral, que ha trascurrido sin graves incidentes y con largas filas en los centros de votación, 156 millones de brasileños estaban llamados a las urnas.
Hay algo que me ha acompañado toda la vida, que me motiva, me estimula y me hace renacer cada día, que es la creencia de que nada pasa por casualidad. durante toda esta campaña la gente tenía en la mente los resultados de las encuestas de todos los institutos, incluso las que no querían que nosotros ganáramos, que decían que obtendríamos el primer lugar. y yo siempre pensé que ganaríamos estas elecciones y les digo que vamos a ganar estas elecciones. esto para nosotros es solamente una prórroga.
Para desgracia de algunos ahora tengo 30 días más para hacer campaña y yo adoro hacer campaña.
Por su parte Bolsonaro se mostró confiado en que podrá remontar la desventaja respecto a su rival en lo que falta hasta la segunda vuelta y fustigó a las encuestadoras como DataFhola, la más seguida del país, que daban a Lula ganador en primera vuelta con amplia ventaja.
Entiendo que hay cierto deseo de cambio en parte de la población brasileña, pero hay cambios que pueden ser para peor. mostrar ese otro lado en la campaña parece que no alcanzó a una capa importante de la sociedad. le ganamos a la mentira de data hola que daba 51% a 30 y poco y superamos esa mentira. ahora tenemos un segundo tiempo donde todo será igual para ambos lados y podremos mostrarle mejor a la población brasileña, especialmente a los más afectados, que los problemas de la economía son consecuencias de la guerra en el extranjero y de una crisis ideológica también.
Después de los resultados que al final fueron más favorables para Bolsonaro que el que habían pronosticado las encuestadoras el Presidente ya no volvió a cuestionar la transparencia de las elecciones, como había hecho en las semanas previas.