Cientos de manifestantes prendieron fuego y rompieron ventanas en una zona del centro de Montreal el domingo, desafiando un toque de queda recientemente ajustado y destinado a detener el aumento del número de casos de COVID-19 en la ciudad.
La policía respondió con gases lacrimógenos en un intento por controlar a la multitud, que supuestamente protestaba contra la decisión del premier de Quebec, Francois Legault, de hacer retroceder el toque de queda en toda la ciudad de las 9:30 a las 8 pm. Este cambio, previamente implementado en otros puntos críticos COVID-19, entró en vigor en Montreal y cerca de Laval el día domingo.
La protesta comenzó con relativa calma, con una multitud, en su mayoría jóvenes, bailando al son de música proveniente de unos altavoces mientras encendían fuegos artificiales y gritaban "libertad para la juventud".
Pero la atmósfera festiva se tornó violenta rápidamente cuando algunos manifestantes encendieron fuego a unos botes de basura en la plaza Jacques Cartier de Montreal, lugar al que llegó la policía antidisturbios y en el que se implementaron gases lacrimógenos. La policía pronto disipó a la multitud, lo que provocó que decenas de manifestantes se dispersaran y causaran un caos por las calles adoquinadas del distrito turístico de Montreal.
El fuego en botes de basura fue algo recurrente en varias intersecciones del centro de la ciudad y los protestantes también tomaron proyectiles de las calles y los arrojaron contra las ventanas cercanas, destrozando muchas de ellas.
Una portavoz de la policía de Montreal dijo que no podía ofrecer ningún comentario sobre las protestas y las describió como una situación en curso. Dijo que habría más información disponible a medida que las cosas se estabilizaran y la policía en el lugar pudiera presentar sus informes.
Unos pocos manifestantes todavía estaban en las calles alrededor de las 9:30 pm arrojando proyectiles a los cristales, rompiendo la infraestructura de la ciudad y huyendo de la policía.
Las sirenas sonaron por las calles mientras los bomberos apagaban las pequeñas llamas encendidas a lo largo de los callejones y carreteras estrechas de la zona de Old Montreal.
El toque de queda, aparentemente causante de la protesta, se impuso para frenar las tasas de infección por COVID-19 que se han disparado en varias regiones en las últimas semanas.
Quebec informó el domingo 1.535 nuevos casos de COVID-19, así como cinco muertes adicionales relacionadas con el virus. Las hospitalizaciones aumentaron de 25 a 608, con 139 pacientes en cuidados intensivos.
El ministro de Salud, Christian Dube, tuiteó que las cifras son preocupantes dado que el 58 por ciento de los casos nuevos involucran a personas menores de 40 años.
"Mientras se acelera la vacunación, debemos seguir adhiriéndonos a las medidas si queremos derrotar esta pandemia", escribió Dube."Seamos solidarios".
Legault dijo la semana pasada que estaba imponiendo la orden sanitaria en Montreal y Laval, a pesar de un recuento de casos relativamente estable, como medida de precaución debido a la fuerte presencia de variantes más contagiosas del virus.
Los residentes en esas regiones que abandonen sus hogares entre las 8 pm y las 5 am, sin una buena razón, podrían enfrentar multas de más de $ 1.000.
Legault extendió el toque de queda en Montreal y otras zonas rojas de las 8 pm a las 9:30 pm a mediados de marzo; pero la semana pasada dijo que la evolución de la situación del COVID-19 no le dejaba más remedio que revertir el curso.
Legault colocó previamente a la ciudad de Quebec, Levis, Gatineau y varios municipios de la región de Beauce en Quebec bajo el toque de queda. El gobierno también cerró escuelas y negocios no esenciales en esas áreas y Legault anunció el jueves que las medidas se extenderían hasta al menos el 18 de abril.
La provincia también entregó 59.447 dosis de vacuna el sábado y actualmente ha administrado una inyección a poco más del 22 por ciento de la población.
ARTÍCULO Y FOTOTGRAFÍA POR: GIUSEPPE VALIANTE
EDICIÓN Y TRADUCCIÓN POR: ELIANA GONZÁLEZ
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