Playas llenas de desechos, campistas salvajes que destruyen hábitats frágiles, advertencias de un guardacostas cada vez más sobrecargado, alojamientos inaccesibles. Lo que se suponía que había sido un gran verano británico se ha convertido, para muchos, en una pesadilla de vacaciones en casa.
Aislados por las regulaciones de cuarentena de viajes baratos a destinos populares en el extranjero, el primer ministro Boris Johnson alentó a los vacacionistas del Reino Unido a disfrutar de sus propios lugares de vacaciones, a veces pasados por alto, cuando las medidas de bloqueo de Covid-19 se suavizaron en julio.
A los británicos también se les ha permitido aventurarse en el extranjero, y aquellos que viajan a países identificados en una lista de "seguros" para el coronavirus están exentos de cuarentena a su regreso.
Pero con España, que generalmente atrae a 18 millones de turistas británicos cada año, rápidamente retirada de la lista debido al resurgimiento del virus y Francia, otro destino popular, siendo eliminado de la lista este fin de semana, la demanda de vacaciones en el Reino Unido se ha disparado.
La investigación realizada por el grupo hotelero The Cairn Collection encontró que hubo un crecimiento del 532% en las búsquedas de viajes a Escocia, y las búsquedas de viajes al siempre popular Cornualles aumentaron un 325% interanual.
Johnson, quien se dice que está planeando una estadía de dos semanas en Escocia, ha recomendado a la gente que visite "lugares incomparables, maravillosos y superlativos en el Reino Unido", en lugar de viajar al extranjero.
El resultado ha sido carreteras congestionadas, incidentes de emergencia en los tramos más populares de la costa, un aumento en las estafas de viajes y el aumento de los precios del alojamiento.
ARTÍCULO POR: JOE MINIHANE
FOTOGRAFÍAS: FINNBARR WEBSTER
EDICIÓN Y TRADUCCIÓN: ELIANA GONZÁLEZ