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Uso del tapabocas y respiración

La pandemia de coronavirus nos impuso de manera imprevista el uso generalizado, o al menos más frecuente, de las diversas formas de protección facial, para reducir los riesgos de contagio.





Pero no son pocas las personas que encuentran la experiencia muy difícil de sobrellevar, experimentando una sensación incómoda, que en algunos casos les dificulta el contacto con los demás o les impide respirar correctamente.


Una situación que algunos expertos dicen que será necesario superar, ya que es posible que debamos usar un tapabocas por un tiempo más prolongado de lo que pensábamos.

Un especialista de Alberta brinda una serie de consejos simples al respecto, que también toman en cuenta a los niños, ahora que en Canadá los menores comienzan a volver a clases.


El tapabocas o mascarilla, irrumpió en todas las facetas de la vida cotidiana


Falta de hábito

El uso de mascarillas, tan difundido en algunos países asiáticos, sobre todo en lugares como China, era de uso infrecuente en Occidente hasta hace pocos meses.

La mayoría de los habitantes en el Hemisferio Occidental no usó jamás un tapabocas o máscara e incluso muy pocos los hacían en lugares como hospitales, clínicas u otras dependencias sanitarias.

Pero la aparición del Covid-19 cambió la situación de plano; de la noche a la mañana millones de personas en esta parte del planeta comenzaron a utilizar distintas formas de protecciones en sus rostros, tras las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

Entonces, hubo personas que comenzaron a experimentar molestias, en algunos casos se trató de incomodidad por la falta del hábito de lucir esos artículos, otros se quejaban de inconvenientes para hablar o escuchar a la otra persona y también se presentaron casos de quienes dijeron tener problemas para respirar, sintiéndose sofocados, con falta de aire.

Diferentes materiales y modelos de máscara pueden ayudar mejor a la adaptación.


Sin razón para preocuparse

El doctor Christopher Ewing, del departamento de Pediatría de la Universidad de Alberta, sostiene que no hay razón para entrar en pánico.

El experto en cuestiones respiratorias sostiene que las máscaras son seguras y están diseñadas de manera tal de permitir al usuario respirar correctamente.

Ewing sostiene que las denominadas mascarillas no obstaculizan el paso del aire en el momento de la aspiración y, del mismo modo, una vez que se expira, la concentración de dióxido de carbono retenida por la misma es mínima y no constituye ningún riesgo para la persona.

Más allá de la falta de costumbre de llevar un barbijo y los “temores” que esto pueda provocar, si se presenta problemas respiratorios al usar una máscara ellos no son provocados por la misma, sino que posiblemente se deban a patrones de respiración disfuncionales.

Los menores colaboran cuando se trata de cuidar a ellos y sus amigos, según Ewing.



A respirar, se aprende

El uso de la mascarilla puede hacer que, sin darnos cuenta, modifiquemos nuestra forma de respirar, adoptando un comportamiento anormal al realizar esa acción.

Portar una máscara puede provocar ansiedad, llevar a la persona a respirar de manera excesivamente profunda o rápida, provocando una hiperventilación (bajos niveles de dióxido de carbono en la sangre) o, al contrario, experimentar una sensación de falta de aliento al respirar demasiado poco o retener inconscientemente la respiración.

La lista de trastornos que puede provocar la falta de pericia en el uso del tapabocas es extensa. El profesor Ewing sostiene, sin embargo, que todas las personas, incluyendo a los niños, pueden aprender a respirar correctamente mientras usan una máscara, mediante la práctica de técnicas respiratorias muy simples.


Técnicas simples

Algunas de esas técnicas son:

  • Respirar dentro de una caja.

  • Respirar con el vientre.

  • No preocuparse por el uso de la mascarilla.

  • Acostumbre de a poco a los niños a usar la máscara.

  • Explique por qué el uso de esa protección es importante.


La respiración de caja consiste en visualizar los cuatro lados de la caja como las cuatro partes de la respiración; inspire, retenga la respiración, exhale mientras relaja los músculos del pecho y del abdomen, y luego permanezca relajado. Cada paso debe realizarse durante 2 segundos. El ejercicio tiene como objetivo regular la respiración.

La respiración abdominal, centrada en el uso del diafragma, alivia las tensiones. Ponga una mano sobre su vientre, la misma debe alejarse de usted al inspirar y acercarse al exhalar. Usar otros órganos o músculos que el diafragma (pulmones, músculos del cuello), no garantiza una respiración eficiente.

Concéntrese en la tarea que debe realizar y no preste atención a la máscara, con el tiempo será un implemento más, como las gafas o los lentes de contacto.

En el caso de los niños, haga que comiencen a usar la mascarilla sólo unos minutos al día, tal vez mientras juegan y extienda el tiempo de uso progresivamente. Cuando llegue el momento de portar la protección varias horas, por ejemplo en la escuela, ya estarán habituados a la situación.

Sea directo al explicar a un menor la importancia de usar una máscara. Dígales que es importante que se protejan y protejan a los demás contra la posibilidad de un contagio. Ellos estarán felices de saber que contribuyen a que sus compañeros se encuentren en buena salud.

Con excepción de las personas a las que se les permite no usar el tapabocas por problemas de salud preexistentes, el resto de los usuarios puede vivir normalmente usando ese producto.


Fuente: Universidad de Alberta / RCI: Luis Laborda

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