En solo seis meses, nueve policías han perdido la vida en Canadá: ocho mientras estaban en servicio activo.
El último caso, una veterana oficial de la policía provincial de Quebec, que fue asesinada a puñaladas el lunes por la noche después de que intentó arrestar a un sospechoso en Louiseville, unos 100 kilómetros al noreste de Montreal.
La sargento Maureen Breau, quien tenía dos hijos, tenía más de 20 años de experiencia y estaba a cuatro días de comenzar un nuevo trabajo como investigadora.
El sospechoso de 35 años, cuya identidad no ha sido revelada, fue posteriormente abatido a tiros por otros oficiales que llegaron a la escena.
Pero hace a penas una semana que dos oficiales de Edmonton fueron asesinados a tiros mientras respondían a una disputa familiar en un apartamento.
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El pasado 28 de Diciembre el joven agente Gregorz Pierzchala fue mortalmente herido de bala mientras atendía a una llamada de un vehículo varado. Uno de los acusados de su muerte estaba en libertad condicional por varios hechos de violencia armada.
En octubre en la Columbia Británica otra oficial también fue asesinada mientras notificaba un aviso de desalojo a un hombre que estaba viviendo en una tienda de campaña en un parque.
También en octubre dos oficiales de Ontario murieron mientras respondían a un llamado por disturbios en Innisfil. Los agentes no tuvieron la oportunidad de desenfundar sus armas cuando fueron atacados a tiros por un joven de 22 años, que también murió en el tiroteo.
En septiembre el oficial de la policía regional de York, Travis Gillespie, murió en un accidente de tránsito mientras se dirigía a su trabajo causado por un conductor temerario.
También en Septiembre un oficial fue emboscado en un Tim Hortons en Missisauga, el mismo tirador hirió a otras tres personas.