Aferrándose a la esperanza de que aún es posible encontrar a sobrevivientes, rescatistas y residentes seguían excavando el martes entre los escombros en la provincia de Herat, en el oeste de Afganistán, tres días después de que uno de los terremotos más letales en la región dejó más de 2.000 muertos.
En otras partes de la región, la gente abría tumbas para sus seres queridos fallecidos en el sismo de magnitud 6,3 del sábado. En un campo baldío en el distrito de Zinda Jan, una excavadora retiraba montones de tierra para dejar espacio para una larga fila de sepulturas.
“Es muy difícil encontrar a un familiar de una casa destruida y minutos después enterrarlo en una tumba cercana, de nuevo bajo tierra”, dijo Mir Agha, procedente de la capital provincial, que se unió a los cientos de voluntarios que ayudaban a la población local en Zinda Jan.
Janan Sayiq, portavoz de la agencia nacional de catástrofes del gobierno talibán, dijo que el sismo causó miles de muertos y heridos, pero no ofreció más detalles sobre las cifras. Funcionarios del Talibán habían reportado antes más de 2.000 decesos en Herat.
El epicentro estaba a unos 40 kilómetros (25 millas) al noroeste de la ciudad de Herat, la capital de la provincia, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. Varias de las réplicas han sido potentes, incluyendo una que el lunes hizo que los residentes en la ciudad saliesen corriendo de sus casas.
Naciones Unidas declaró que el distrito de Zinda Jan era la zona más afectada, con 1.294 muertos y 1.688 heridos. Además, 485 personas — 191 hombres y 294 mujeres — estaban desaparecidas. Seis escuelas del distrito quedaron destruidas, afirmó la ONU.
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